Por fin! se callaron

Y esta noche, mientras en la plaza de los tres presidentes aún bailan los simpatizantes del RIP, al ritmo del Tropicalísimo Apache, los aspirantes a los distintos huesos tienen que colocarse un ziper en la boca, aunque les arda lo que les arda. Así que mañana inicia nuestro día de verdadera campaña o anticampaña: la de los otros, la de quienes les daremos o no el triunfo a esos prometedores a esos hijos de su progenitora madre que a veces no existe ya y en otras ocasiones (como la mamá de Fox) que están de acuerdo en que el hijo que tienen no es el más indicado para llevar los destinos de un país.

Por fin dejaremos de escuchar frases como "manos limpias", "mentiroso", "no me da confianza", "¿usted le cree?... yo no", y dejaremos de ver también -qué bueno- la cara de pendejos (con perdón de los pelos más íntimos) y con perdón de quien se asuste. Ahora va la nuestra: ah! este silencio. Lo que falta es que retiren cada propaganda colocada en las paredes de toooodo este bendito país.

La ley Seca, jaja.

Por qué me río al mencionar Ley Seca?. Porque en San Carlos, playa alimentada de turismo gringo mayormente, los restauranteros están encabronados (porque no lo pueden llamar de otra manera) por el hecho de que este week end no pistearán sus adorados clientes: los güeritos. Dicen que se debe hacer una excepción para tan distinguidos turistas.

Ni modo, cuando uno va a las Europas, los Yunáires o a las Chinas... a donde uno llegue nunca le piden permiso para aplicar determinado reglamento; de hecho en países como Italia, dan preferencia al espacio para estacionameinto de vehículos a los residentes y allá los turistas que se vayan lejos a donde alcancen estacionamiento.

Los que sí se pondrán trsites con la Ley seca -que deberá cumplirse desde 24 horas antes de las Elecciones de este domingo- son los amigos e invitados a la quinceañera de la Danya, mi sobrina que tendrá su festejo justo la noche del sábado, o sea unas cuantas horas previas al gran acontecimiento de México.

Por ahora digamos ¡Salud! y que gane más votos el Presidente que este país (y sus mayorías) merece.

Tengan a la mano la credencial del éctor, o como pronuncian los fanceses: del ectór