Recibe Nancy Morejón Premio Internacional Corona de Oro 2006
La Habana, 26 de Agosto de 2006.
STRUGA, Macedonia (SE).— La escritora cubana Nancy Morejón recibió aquí el Premio Internacional Corona de Oro 2006, uno de los más encumbrados reconocimientos de alcance mundial a la trayectoria poética de un autor.
Este lauro llegó a manos de Nancy durante las sesiones del festival Noches de Poesía de Struga, que desde 1963 con frecuencia anual reúne en esta ciudad de la república balcánica de Macedonia a miles de cultores y amantes de la expresión lírica, entre ellos a 70 poetas de 12 países.
Una idea de lo que significa merecer la Corona de Oro se tiene a partir del conocimiento de quiénes han sido honrados con esa distinción, que se otorgó por primera vez en 1966 al poeta ruso Robert Rozdestvenski. Entre los galardonados figuran el chileno Pablo Neruda (1972), los italianos Eugenio Montale (1973) y Edoardo Sanguinetti (2000), el senegalés Leopold Sedar Senghor (1975), el griego Yannis Ritsos (1985), el norteamericano Allen Ginsberg (1986) y el irlandés Seamos Heaney.
En su obra, que ya fue realzada con el Premio Nacional de Literatura de su país, sobresalen libros como Richard trajo su flauta y otros argumentos (1967), Octubre imprescindible (1982), Cuaderno de Granada (1984), y Elogio y paisaje (1997).
Balada de la cárcel de Robben
Mandela, junto al cantar de olas y aves,
abrió los surcos en la tierra
y los regó con agua de su boca.
Sin salir de su celda,
todo lo ve, todo lo toca,
todo lo vuelve flecha contra el viento candente
de sus amargos carceleros.
Nancy Morejón.
Sobre la poesía de Nancy Morejón se cita frecuentemente un juicio muy peculiar de Nicolás Guillén: "Pienso que su poesía es negra como su piel, cuando la tomamos en su esencia, íntima y sonámbula. Es también cubana (por eso mismo) con la raíz soterrada muy hondo hasta salir por el otro lado del planeta". Lo negro, lo folclórico, lo revolucionario: tres raíces que son también tres riesgos. Nancy no se evade; por el contrario, los asume con profunda convicción, sin caer en el costumbrismo ni en la pancarta.
Mario Benedetti.