Me paso prometiendo que luego publicaré tal o cual evento, suceso, momento, etc. Y nada. Y claro, aunque no prometa se da casi por un hecho -por lógica- que de un momento a otro aparecerá aquí una reseña de equis o yé actividad realizada. Por ejemplo, debí -y esto de no hacerlo es/ha sido... ¿pecado de omisión?- haber escrito al menos unas líneas sobre el encuentro hispanoamericano de escritores Horas de Junio en Hermosillo (aunque tomé mil fotos que no publiqué por cierto); sobre el festival Mar Bermejo in
Gays on City; sobre el día en que salí de vacaciones en mi centro laboral que me quita más horas al día, aunque ahora siga ocupada en otro curso de verano, etc. Pero eso a quién, a quién le importa.
Hago ahora y eso que lo tecleo a eso de las cuatro de la mañana un intento por contarles que la presentación de
Casi un cuento, último libro de la Fita Rojas, fue uno de esos frutos divinos que caen del cielo llenos del más antojable sabor; sí, aunque se escuche o lea de lo más cursi o sobado. Es más, no hablaré de ello y seguiré con este egoismo de guardarlo todo para mí. Y en todo caso les invito a que sea la propia Fita quien les cuente su versión de esa noche de nosecuántosgrados -centígrados o Gay Lussac- en la que terminamos platicando de aparecidos, fantasmas, vivos y otros no tanto, alrededor de la alberca del Armida mientras Sylvia Teresa y el Lupillo se carcajeaban de lo lindo de nuestra charla. Y
aquí va. Y bueno, también Sylvia T. les cuenta y muestra fotos
acá .
Así que, lo sé, debe parecerles ridículo y quizá nadie lea esto, pero tenía que decirlo y ya está.
Si puedo (y va de nuez esto de prometer) un día les cuento lo lindo que es tener en casa obra pictórica de Pablo Picasso. Sí, allí, en nuestra casa de la cultura. Ya sé que no diré nada de eso -de eso sí creo estar segura- pero aquí va una invitación y esta sí es para quienes, como nosotros, no tienen esa frecuente suerte de estar cerca de cualquier fetiche como es lo es cualquier cuadro, aunque sea grabado, de este artista. Ah, por cierto, hasta la Venecia ha publicado algo en su blog a propósito de esta "visita",
aquí.
p.d. En realidad ha habido un montón de sucesos importantes, incluyendo la mudanza a "nuestra" (pues aun no lo es tanto) casa (bueno, casa sí es, pero nuestra-nuestra pues no todavía, pero ahi vá la cosa); con cierto bajo las estrellas, presentación de Breve azul -aquí y en Polvo, léase Gmas. y Emp. ; la exposición de La foto que no, la emocionante espera de dos sobrinos para septiembre (uno de mi querida sobrina Xoxo: para el 15, cumpleaños de mi apá; y el otro, de Magda Riestra, para el 7, un día después del mío -cumpleaños, no bebé-), etc etc etc. Sí, ya sé que al mundo le quitan todo esto que les cuento y lo mismo da, pero en este atómico sitio de nuestro planeta que vivimos, aunque parezca inmenso, también es una nimiedad (bueno, lo digo en el sentido de pequeño.. ¿ya ven que también puede significar exceso?) existimos una bolita a quienes nos parece importante esto y otros detalles más pequeños aun. Por simple y ridículus que parezca.
En fin, va desde acá un recuento no pedido, pero sí dedicado con supremo afecto a quienes se toman la molestia de venir a observar qué pueden encontrar. O criticar... why not?
p.d. 2 La imagen mostrada la tomé desde el patio de la escuela primaria Loreto Encinas de Avilés (heroina de este puerto) y muestra a otro personaje no menos memorable: Don Benito Juárez, allí, donde parece estar como un palito vertical enmedio de los cerros.
Y por último: un dato importante (y desde aquí envío una felicitación a Raúl Perez) de un destacado
investigador de la Unison galardonado en Gran Bretaña.
Y si es posible que esto llegue a ser leído ahora por allá en Rusia va un abrazo muy fuerte para
César, Domínguez y Antón.