por fin! pude entrar a este blog!...
he vuelto!!!
pequeña crónica de
LOS JUEGOS FLORALES
"ALEJANDRO RAMIREZ ARBALLO"
DEL CARNAVAL INTERNACIONAL DE GUAYMAS, SONORA 2007
"Ven vida, ven muerte,
acaben pronto su trabajo
porque alguna vez estos versos,
como yo,
también serán ceniza"
Sergio Witz.
Bruno, el mejor homenaje al poeta homenajeado
Este año, los Juegos Florales del Carnaval de Guaymas dejaron grabado para la historia el nombre del poeta guaymense Alejandro Ramirez Arballo, padre del pequeño Bruno que hoy aparece en la imagen.
And the winner is...
Y fue el poeta de Campeche, Sergio Witz, --el polémico, el POETA que encantó a cuanta persona se acercó a saludarlo, mostrarle su solidaridad-- quien resultó ganador de esta edición del evento.
Juan Rulfo, Juan José Arreola, Juan Bañuelos
y Edmundo Valadez;
los primeros integrantes del jurado
Aunque iniciaron a finales del siglo antepasado o principios de 1900, los Juegos Florales de este Puerto fueron bendecidos en 1968 por los tres inmensos juanes mexicanos:
Juan Rulfo
Juan José Arreola
Juan Bañuelos
y el también guaymense (aunque por aquel entonces ya radicado en el D.F.) Edmundo Valadez, quienes ese año fungieron como integrantes del Jurado Calificador del evento que desde entonces se ha mantenido vigente hasta nuestros días en el Carnaval Internacional de Guaymas.
Incluso Juan Bañuelos me comentó hace dos años, que él recordaba aquella visita a este lugar y hasta nos eligió para que en un próximo viaje de regreso, seamos sus guías turísticos.
Este dato deja también un importante antecedente para la historia del Puerto, pues no cualquier concurso puede darse el lujo de tener un Jurado con tales monstruos de la literatura nacional y universal.
Lo que menciono, no sólo me lo contó Paco Cañedo, sino que además me entregó la copia del programa de esa edición de los juegos florales del 68. Quizá uno de estos días la agregue escaneada por aquí para comprobarlo.
Qué decir de Sergio Witz, el peregrino. Qué decir de un ser humano que merece con toda la razón ser llamado como lo conocen en su tierra: El Poeta. Qué decir?... tal vez transcribir algo de su obra.
Al momento de escribir (...después de tantos siglos) afuera suena las trompetas de la Banda Limón, mientras los perros parecen agregar la nota más sentida de las piezas que interpretan al son de los grados Gay-Lussac.
Hace rato, los juegos pirotécnicos adornaban la noche vista a través de nuestra ventana. ¡Ah!, qué bello es recordar los años de la infancia a través de la maravilla de estas luces.
El discurso de Alejandro Ramírez, el poeta homenajeado, el hijo del Profe de la radio local, llenó de poesía un auditorio casi lleno. Y quien ahora ha logrado casi el doctorado en Letras, así como mùltiples premios nacionales -además de muchos otros reconocimientos- recordó su vida en ese recinto, en el Fray Ivo Toneck, donde recorrió el escenario en pos de sus certificados de primaria, secundaria y bachillerato, así como el premio de los juegos florales en dos ocasiones.
Mientras tanto, el pequeño Bruno prefería seguir caminando y explorando el edificio al que su padre poeta hacía casi un homenaje.
Les dejo algo de Witz:
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DOS POEMAS DE SERGIO WITZ
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2 de enero de 2003
Asisto al Juzgado
por mi problema penal
(hablo con el abogado
quien llega intempestivamente en un taxi
después de disfrutar las fiestas navideñas)
Él interpone un recurso de revisión
para que no procedan contra mí
Después compro dos libros
y le obsequio al que atiende la librería
el poema por el que me acusan:
INVITACIÓN: La patria entre mierda.
Más tarde voy a un restaurant y leo los periódicos,
como siempre aparecen noticias buenas y malas
Sin darme cuenta llega Kafka
y compartimos este segundo día
de un año que será sin duda
tan surrealista como nuestra vida.
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EL POEMA
El poema
jamás será algo sagrado
ni lo encerrarán en una botella
como a los genios; no es propiedad de nadie,
tampoco saldrá en la televisión en busca
de espectadores fáciles; fracasarán aquellos
que lo intenten definir con cuestiones teóricas
o prácticas; ah pero el poeta sí es esencial
para darle vida o muerte
el poema es un camino sin retorno,
un animal al que simplemente
acariciamos o destruimos.
Discuso leído la noche del 14 de febrero durante la entrega de los Juegos Florales “Alejandro Ramírez Arballo”
¡Buenas noches! Vengo hasta aquí para agradecer. Quiero, de modo muy enfático, dar las gracias a las personas que han hecho posible la ceremonia de esta noche. A las autoridades municipales que encabeza el Licenciado Antonio Astiazarán Gutiérrez, a la Dirección de Acción Cívica y Cultural del ayuntamiento, al mando de Carmelita Acosta, al Comité del Carnaval, y a todas aquellas y aquellos que de algún modo pusieron su disposición y su esfuerzo para que mi persona estuviera esta noche entre ustedes y para que tuviera también la oportunidad de leer estas palabras.
Este escenario no me es extraño, por aquí pasé siendo niño cuando participé en uno de aquellos memorables festivales de los años ochenta llamado “Chubasco de Estrellas”, por aquí caminé para recoger mi certificado de secundaria y preparatoria en los veranos de 1990 y 1993, respectivamente. Tiempo después, ya como estudiante universitario, tuve la gran fortuna de obtener dos triunfos, también durante los juegos florales del carnaval.
Los años de mi infancia están enraizados en este puerto en donde, como todo niño, tuve entonces la oportunidad de jugar y conocer poco a poco el mundo, tuve también la ocasión de hacer amigos, asistir a la escuela o a la iglesia o andar simplemente entre sus calles, siempre solía convivir con personas de carácter noble. Puedo afirmar que crecí entre gente buena y hoy quiero venir hasta acá, no como un extraño, sino como alguien que ha sido hecho con esa misma sustancia de ustedes, debo decir, nuestra.
La vida, que es siempre un misterio, me puso pronto en otro camino. Durante los últimos cinco años he residido en los Estados Unidos estudiando un doctorado. Esto me ha permitido, además de enriquecer mis experiencias académicas, entrar en contacto con personas de múltiples y diversos estratos culturales, esto es un verdadero privilegio que agradezco profundamente a Dios pues no me cabe duda que la diversidad es siempre una riqueza. Nuestro mundo tiene muchos rostros, en tiempos como hoy se hace imperativo recordarlo.
Durante todo este tiempo, además de haber concluido con mis estudios, he tenido la oportunidad de enseñar nuestra hermosa lengua española y su más acabada emanación: su literatura. Pude comprender a través de mi cátedra que nuestra tradición hispánica es vasta, es rica y es poderosa. Supe del enorme interés que el idioma español tiene entre las personas de los cinco continentes y me ha logrado conmover, lo digo sin dramatismos, la profunda devoción con la que más de algún extranjero se refiere al trabajo de nuestros poetas como un arte delicado y sublime. Y por la lengua es que la cultura se trasmite y pervive.
Los artistas, y en esta noche en particular quiero referirme a los poetas, son los guardianes de un saber que cohesiona la historia y la cultura de una región, de un pueblo o de una nación; es decir, de la colectividad humana. Son, deben serlo: estridentes, luminosos, ardientes, agudos pero tiernos, y siempre, comprometidos con su arte y con su lengua.
No es extraño, no lo ha sido nunca y la historia está ahí para corroborarlo, que una sociedad en crisis produzca, paradójicamente, sus obras artísticas más acabadas. Desde la literatura de los tabernarios medievales pasando por el gran Quevedo y los pícaros del Siglo de Oro, hasta llegar a las agudezas satíricas de los costumbristas del XIX, tal ha sido la regla. Es natural, los artistas y poetas resultan más notorios en una sociedad en decadencia en donde reina la confusión moral y el bandidaje. Por eso su labor es fundamental, porque fungen como contrapuntos críticos que cuestionan y delimitan las atrocidades del hampón y del pillo. La palabra del poeta es un fuego necesario y nadie debería, bajo ninguna circunstancia, tener el poder de sosegar esas llamas.
La poesía es testimonio del mundo. Los poetas son quienes forjan y custodian nuestra memoria, son los depositarios de la experiencia colectiva; por ello, en las antiguas civilizaciones, al poeta se le atribuían cualidades mágicas. Era el encargado de comunicar el tiempo presente con el pasado y con el futuro. El poeta contaba la historia y hacía vaticinios. De algún modo, en nuestros días tan complicados los poetas siguen cumpliendo esa función mística.
Por eso la poesía es esperanza, es conciencia crítica, es belleza y es ardoroso testimonio de nuestro paso por el páramo de las lágrimas. Por esto también, el poeta lleva en su libreta –no me avergüenza decirlo- la posibilidad de un futuro más promisorio, la oferta de libertad y todas las alegrías que caben en un corazón comprometido auténticamente con el humanismo.
Así que yo, junto con todos ustedes aplaudo el hecho nada vano de que se sigan celebrando los Juegos Florales del Carnaval de Guaymas, porque ello implica que algunas personas allá afuera, seres que esta noche permanecen anónimos, se sienten convocados a la escritura y al hacerlo, construyen un mundo más cordial para todos. Que así sea.
Cierro el círculo. Debemos recordar que son tiempos difíciles para nuestros compatriotas que van a trabajar a los Estados Unidos, los exiliados del hambre, expulsados de su país porque éste les ha fallado; debemos recordar también que todos ellos, los marginados de aquí y de allá, son parte de esa rica tradición cultural de la que he hablado en defensa esta noche; mañana o pasado estaré de nuevo en el aula y seguramente podré dialogar con mis estudiantes, pero estoy seguro que lo haré con una nueva confianza y con un orgullo igualmente renovado, se trata del orgullo de ser Guaymense e hispano, mexicano y sonorense. ¡Que viva nuestra patria toda y que viva nuestra gran Latinoamérica!
¡Muchas gracias!
Alejandro Ramírez Arballo
Algunos datos sobre el poeta que dio nombre a los Juegos Florales
Alejandro Ramírez Nació en Guaymas, Sonora, México. Es poeta y académico, ahora vive en Tucson, Arizona en los Estados Unidos de América, donde obtuvo la maestría en literaturas hispánicas por la universidad de Arizona. Actualmente es candidato a doctor por la misma universidad. Ha publicado tres libros de poemas: Las comuniones insólitas (Editorial UNISON 1998); El vértigo de la canción dormida (UNAM 2000); Pantomimas (Instituto Sonorense de Cultura 2001). Ha ganado varios premios estatales (Juegos Florales del carnaval de Guaymas, 1998 y 2000), nacionales (Premio nacional de poesía “Clemencia Isaura” 1999), así como dos premios binacionales de poesía Premio Antonio G. Rivero, 1998 y Anita Pompa de Trujillo, 2006). Actualmente combina la escritura con la fotografía y el video.