Wednesday, July 29, 2009

(poema de Alejandro Aguilar Zeleny)
Flores del fuego
A la memoria de cuarenta y nueve sueños robados.

Sombras de codicia

juegan con la esperanza y el futuro.

Sombras de avaricia y corrupción

juegan con la vida

Abrigan tiernas sonrisas

entre sucios mantos de mentiras

¡Que vengan los niños!

¡Crezcan aquí!

Graznan como aves de mal agüero

Extienden sus brazos, cuidando las formas,

palmean espaldas, reparten lisonjas

diciendo mentiras...

¡Vengan los chiquitos!

¡Vengan esos nenes!

Graznan impasibles

¡Sueñen aquí,

duerman acá!

Canten con nosotros,

aprendan los primeros pasos de la vida

fuera de casa.

Aquí hay bonitos colores

y caritas felices colgando de los muros.

Los niños del fuego duermen, juegan,

cantan y sueñan, mientras las promesas aguantan

y el incendio despierta.

El humo se levanta

y escupe lenguas de fuego

que arde y arde y arde,

que mata y quema.

Llueve en el desierto,

Llueve en el alma,

llueve fuego

que llueve muerte

y llueve dolor,

como llueven lágrimas.

El fuego inunda todo

y todos morimos un poquito con ellos,

que murieron casi solos.

No somos nada ni nadie

para ese dolor

que arde día y noche.

Salimos a la calle

para decir a esos padres que lloran,

que no están solos,

tal vez para no sentirnos tan solos,

tan inútiles ante el dolor

que nunca podremos calmar.

Salimos a la calle

con la trémula voz de una madre

que nos dice:

¡Yo no los perdono!

¡Yo nunca los podré perdonar!

Algo nos duele en el pecho

pero decimos:

No están solos,

no estamos solos...

Sabemos ahora

con dolor en el alma

que no debieron morir,

pero que su muerte

no la ahogará el olvido

ni el temor al silencio.

Los señores que se creen en el cielo

huyen, se ocultan, duermen, descansan

ensayan uno y los mil pretextos

para no encarar la realidad.

Los niños del fuego encienden nuestras almas

y el corazón de la gente sale a las calles

andando y andando

bajo el sol del verano

que sucumbe ante nuestros pasos.

En defensa de los gusanos

En esta, nuestra triste ciudad,

el dolor de la muerte de muchos niños,

nos ha hecho salir a las calles.

Trampas, transas, triquiñuelas

y mañosadas de los que se creen poderosos

orquestaron este cruel incendio.

El dolor de los padres

y el coraje de la gente

nos llevó a las calles.

Vamos todos en silencio,

nos pidieron

y caminamos casi en silencio.

Vengan de blanco,

porten banderas,

vengan todos los que puedan.

Así lo hicimos con dolor y tristeza,

así lo hicimos con amor y coraje.

¿Quiénes son estos gusanos?

Dijo airadamente el gerente general

de esta empresa tan Sonora y tan mal querida.

¿Cómo se atreven a sacar partido

de estos momentos tan dolidos?

¿Qué reclaman estos gusanos,

si la del negocio es prima del mero mero?

Si van a tirar piedras, las tiro yo primero

y luego averiguamos, decía,

desmontándose de su macho.

Yo no sé muchas de estos asuntos,

pero de los gusanos sé

que dan seda

y que sin ellos

algunos quesos serían otra cosa.

De los gusanos sé también

que limpian la tierra

y que por lo general no molestan a nadie,

no persiguen a nadie

y no ladran, ni muerden... tal vez.

Pero también sé

y eso quiero decirles

que si salimos a las calles no es porque

defendamos los derechos de los gusanos,

sino los derechos humanos.

Derecho de haber nacido

de crecer en paz y armonía

de amar y ser amados,

derecho de vivir,

derecho de vivir,

de existir y seguir viviendo.

Esto lo digo a título muy personal,

no me da miedo que me digan gusano,

siempre será preferible que nos digan gusanos

y vivir con las manos limpias y la frente en alto,

que no ser nada, mentirle a la gente,

sin afrontar la muerte de esos niños

y aún tratar de llevarse todo lo que se pueda entre sus patas...

Por si todo esto fuera poco

que por supuesto no lo es,

este mismo gerente y político

viene a decirnos

que todo esto

a él no le preocupa

que duerme como bebé

y es de sueño pesado.

Será por supuesto

porque duerme en pañales,

para no ahogarse de sí mismo

y como todos sabemos

él sí se chupa el dedo

cuando cree que duerme en paz.

Friday, July 10, 2009

Asiste a la Marcha de las luces. este sábado 11 de Julio, 6:00 p.m. Hermosillo, Son.
El día más importante Arturo Soto Munguía
“Si ustedes nos dejan solos, ¿con qué voz vamos a pedir justicia?” Cristina García, madre de Bryan Alexander, una de las 48 cruces del 5 de junio.
La de mañana sábado, es la marcha más importante de las seis a las que han convocado los padres de los niños muertos en el incendio de la guardería ABC, en Hermosillo.
Desde el 5 de junio, la sociedad hermosillense abrazó el duelo de las familias lastimadas, lo hizo suyo y lo reiteró en millones de pasos silenciosos que de tan callados, han vuelto hacia sí los ojos de todo el mundo.
Y en todos los idiomas han hecho suya esa palabra tan sencilla: “Justicia”.
El Movimiento 5 de Junio está construyendo una historia ejemplar, como sólo podría ser ejemplar la hazaña de impedir que la muerte de 48 niños quede impune.
Ha congregado en torno suyo a una impresionante diversidad hermosillense, que salió a las calles a probar lo que está dispuesta a hacer cuando se meten con sus hijos.
II
La gente salió a sentirse mayoría. A sentirse poderosa, como sólo pueden ser una madre, un padre cuando le arrebatan a sus hijos.
La gente no salió a contar los votos ni a calcular el número de plurinominales, sino a exigir justicia. ¿Influyó en el ánimo de los electores? Sí, pero eso es la consecuencia natural de un ejercicio de gobierno inadecuado, para no decir corrupto.
Luego entonces, comenzó a influir desde el momento en que aparecieron los deslindes y las acusaciones entre la clase política, cuando aún no se disipaba el humo del incendio.
Y después de un mes en que no se resolvió nada, en que se escamoteó la información a pesar de todos los ISO 9000 a la transparencia, y en que la disputa electoral se montó en la tragedia, se sucedieron cuatro marchas, cada una más grande, más poderosa.
Hasta que llegó la quinta, la del cuatro de julio, un día antes de las elecciones.
Esa marcha convocó por lo menos a 20 mil asistentes y su silencio estremeció a todo el mundo con su estruendo desde la plaza pública, para gritar: ¡Aquí estamos, no nos cansamos, no nos rendimos!
Y entonces todos voltearon a ver. Y todos comenzaron a verse entre sí y a preguntarse si valdría la pena una tarde diferente, para decirle a los hijos que si el fuego los hubiese tocado, también estarían en la calle y en donde hubiera que estar, para exigir justicia.
Y esa convocatoria hizo que decenas de miles tomaran la ciudad y marcharan, solidarios y atentos, respetuosos e indignados, preguntándose mil cosas.
Escuchando el llanto de la madre, los sollozos de la abuela, el grito desgarrado y desgarrador del padre, estuvieron ahí, solidarios, haciéndose uno con todos.
Eso volvió poderoso este movimiento. III Después del rumbo que ha tomado el tristísimo proceso electoral, la sociedad hermosillense que asistió a las marchas anteriores debe saber que si la de mañana se debilita, estaría dándole la razón a quienes sostienen que los motivos de la marcha eran otros.
Creo que no es así, por una razón sencilla:
La campaña electoral jamás levantó suficientes simpatías. Los candidatos tuvieron que montarse en los hombros del grupo, el cantante de moda, para enviarle a la gente a través de las pantallas y en los diarios, el mensaje de que sus simpatizantes eran muchos.
Una campaña tan hueca, tan plana, tan bizarra al mismo tiempo, jamás convocó el interés mayoritario, como lo prueba hoy el índice de abstencionismo, el mayor que se haya registrado en la historia contemporánea del estado.
Más de la mitad de los sonorenses en edad de votar, prefirieron ignorar el proceso de sucesión gubernamental 2009. Muchos lo despreciaron.
De la ‘minoría’ que sí fue a votar, la ‘mayoría’ no lo hubiera hecho si no es porque les fueron a cobrar el piso de cemento, las despensas, las prótesis, los lentes o las láminas negras.
O las galvanizadas, que resultan tan frescas en el techo de sus casitas, ahora que la sensación térmica ha alcanzado los 51 grados centígrados.
O porque los llevaron y trajeron en taxi. O porque de plano les tiraron con una feria, tan poquita, que hasta sobra para comprar todas las promesas envueltas en ese billete.
Así, cualquiera voltea atrás y ve tan cavernaria la realidad electoral, que toma la decisión de no ser parte de ella, ignorando una costosa, tardía y probadamente ineficaz campaña de promoción al voto, (no a la cultura democrática), lanzada a fuego graneado durante los días previos a los comicios.
IV La multitud que se reunió el pasado 4 de julio en la plaza Emiliana de Zubeldía, la que marchó desde la ciertamente aberrante guardería ABC; la que vio sumarse a miles en el camino, no lo hizo atendiendo un llamado de los dirigentes partidistas o de sus candidatos.
Que no se la jalen tanto.
Sus campañas no convocaron el interés ciudadano. No encontraron la forma de hacerlo porque su oferta política más evidente es la reyerta a chingadazos.
Y esa no es prioridad en la agenda ciudadana de estos días, en Hermosillo.
Aquí, ahora, la gente que está en la calle por su propio pie y con sus mismas exigencias, está pidiendo otra cosa.
Las demandas son muy concretas, justas y legítimas.
Están contenidas en el Manifiesto a la Nación que presentaron los padres de familia durante la quinta marcha el pasado 4 de julio.
1.- Justicia ejemplar, completa e imparcial a través de procesos transparentes a todos los culpables del asesinato y de las lesiones a nuestros niños y niñas.
2.- Reparación del daño moral a través del pago de indemnizaciones de acuerdo a la enorme magnitud de la pérdida, sin condicionamiento alguno ni cesión de los derechos.
3.- Atención médica especializada de la más alta calidad y de por vida para todos los niños y niñas convalecientes y a sus familiares, a cargo del Estado y sus instituciones.
4.- Cancelación inmediata de todos los contratos de subrogación de todas las guarderías del IMSS en manos de particulares.
5.- Sustitución total del modelo neoliberal de salud y seguridad social, que es la causa primigenia de esta desgracia, por uno nuevo que ponga por delante las necesidades del pueblo.
6.- Demolición de las aberrantes instalaciones del sitio de la tragedia, la construcción de un hospital y la elevación de un monumento en memoria de los niños y niñas asesinados y heridos.
V Demandas contundentes, como una vida cotidiana destrozada. Simples, como la certeza de que en eso de la corrupción y la impunidad, el gobierno es una mona vestida de seda y luego entonces, mona se queda.
El motivo de la marcha de este sábado no es el recuento de los votos. Los motivos de la marcha son otros y lo siguen siendo.
Por eso hay que asistir este sábado, para demostrar que el gozo de saberse mayoría no tiene que ver con el reparto de plurinominales, sino con la exigencia de justicia para esas familias hermosillenses, que pudieron ser cualquier familia.
Para que no nos confundan.