Sub consiente acarisiado
(¿?)
Ayer llovió. Mejor; debo decir el jueves 13 y ese día fue el aniversario 152 de la batalla ganada por Guaymas a los franceses. En estos dos últimos años el Festival del Mar Bermejo, llamado así de manera oficial en este trienio, pues tal vez el Toñito (presidente electo) quiera cambiar el nombre, porque todo lo que huela a Bebo, el saliente, "va pa´fuera". Eso dicen.
En este segundo festival hubo desde desfile de perros a quienes se les extendió diploma de participación, hasta ballet folcklórico, lo cual NUNCA -ni desapareciendo este Puerto, creo- se acabará. También hubo callejoneada sin marturbantina, pero con mariachi, el que hizo el recorrido por las calles y casonas del siglo antepasado.
Hubo también Bel Canto y concierto de violín, así como talleres de manualidades a los que, en lo personal, no asistí por los 50 grados de temperatura aunados a la humedad del ambiente.
Pero sin duda, lo mejor de todo, pues allí sí estuve, fue la exposición de pintura de Luisa Polanco, titulada "Subconciente acariciado", misma que da título a este post (con horrores ortográficos) porque así se mostró ante el público que acudió al piso superior del palacio municipal, y ante lo cual nadie se dio cuenta.
Lástima que no tenga foto de la mampara que anunciaba en letras de unos 30 centímetros la magnitud de estas tres fallas. Pero esto sólo demuestra una total falta de interés y sobre todo de la cultura más elemental. Bueno, a menos que los presentes, de niños hayan aprendido a acariciar con "s" (es decir, "acarisiar").
De cualquier forma, hay que decir que la obra de la Polanco, guaymense por adopción --pues nació en Tampico-- pero que ha vivido y estudiado fuera del Estado; su obra que ha sido expuesta en varios paises del mundo: Alemania, Cuba, Estados Unidos, Italia, Israel, entre otros que no recuerdo, supera cualquier error en el anuncio a la entrada de esta muestra.
Y otra vez hay que aplaudir el esfuerzo del Neto Moya para que este evento resultara un momento digno de recordar, incluídos los canapés y el vino blanco y tinto (y no precisamente Padre Kino) además de los mojitos cubanos.
Con ese festival, acaban ya las actividades de un trienio municipal encabezado por un Bebo que no sólo desconoce el arte, sino que no le interesa; y al parecer a quien sigue... tampoco. Así que sigamos visitando nuestros libros, escuchando discos originales o piratas y rentando peliculas en blockbuster, pues Guaymas, sigue aún sin una sola sala de cine.
p.d. Y ya que se acaba ésto y no sabemos quién siga en la silla de la burocracia cultural, me gustaría reconocer la labor de mi jefe Mau, el historiador Mauro Barrón, que siempre apoyó a esta modesta tícher encargada del área de literatura de la Maison de la Culture.
Por cierto, le debo la revisión de un libro sobre historia de Guaymas elaborado por él. Pero eso está en camino y es algo que no se detiene por trienios o sexenios.