Anticrónica de la entrega del premio de los Juegos Florales de un carnaval.
Guaymas, Sonora. Febrero 25.- Hubiera querido escribir con ánimo y humor sucesos fuera de serie en este puerto. Narrar por ejemplo que la noche del miércoles se inundó de poesía con la presencia de Indran Amirthanayagam, el poeta nacido en Sri Lanka que ganó los juegos florales.
Decir que ese 22 de febrero, apareció en los diarios locales la noticia del nombramiento de un alcalde poeta, mi exalumno del taller literario, "el Huesos".
Hubiera querido contar con lujo de detalles, sobre los tacos con cucaracha incluída que dieron de comer en El Coyote -de Guaymas- a los comensales que participaron el Carnaval Cultural; la petición que me hizo Vicky Ojeda al recomendar que incluyera su nombre y el de Carlos Cazasús como los organizadores, en la crónica sobre la premiación de los Juegos Florales "Miguel Manríquez Durán", quien esa noche acudió con su esposa a la ceremonia.
Hubiérame gustado explicar la manera en que el Bebo Zataráin, presidente a punto de dejar su puesto por aspirar a otro, no saludó a Cristina Murrieta, acompañante de Indran, sólo porque alguna vez ella fue diputada por el partido del sol azteca y él del tricolor.
Divertido hubiera sido externar los comentarios de la gente común acerca del poema ganador, pues al menos una concursante se acercó a cuestionar por qué una obra tan pequeña había ganado si ella había enviado "un poema muy largo".
Pude haber aprovecahado para señalar mi desacuerdo por el hecho de que los miembros o responsables del comité organizador de los juegos florales de este año no pagaran el boleto de avión al poeta ganador si desde un principio lanzaron una convocatoria nacional (en la que claramenmte se señalaba "A todos los poetas residentes en la república mexicana), lo cual se entiende como un hecho cubrir los viáticos de quien ganara, pero no sucedió, e inclusive, días antes de saber quién sería el ganador, mostraron su preocupación porque el vencedor fuera de este puerto para no tener que pagar su viaje.
Incluso pude haber dicho que Cristina Murrieta, quien voluntariamente accedió a traer de Hermosillo a Guaymas y luego llevar de regreso a Indran para que tomara su vuelo a Monterrey, tuvo que pagar renta por un auto porque el suyo estaba descompuesto.
Pude haber dicho mucho más y lamentablemente no lo hice, que Silvia Cerón y Mayeth Larios de Lima ofrecieron con toda la amabilidad del mundo, una comida deliciosa, y la mejor hospitalidad de este viaje.
Pude y quise decir todo esto y más, pero un lamentable suceso nacional me ha dejado sin ánimo de poder expresarlo. Esto fue, el hecho de que 65 seres como uno, sesentaycinco obreros han quedado en el fondo de la tierra después de vivir una sobleexplotación de lo más injusta. Estos trabajadores de una mina de San Juan de Sabinas Coahuila han sido declarados muertos este día.
Estos seres de carne y hueso que, como nosotros, merecen una vida digna, han dejado de ser el sostén de esa cantidad de familias, luego de haber vivido en las más penosas condiciones laborales. Cada uno de estos mineros ganaban 80 pesos diarios (unos 7 dólares) y soportaban un sin fin de injusticias sólo por no quedar desempleados.
Hoy que la empresa y/o el sindicato nada pueden hacer (pues al parecer esperaron que el tiempo pasara para poder declararlos muertos) sólo se les ocurre ofrecer un seguro de 750 mil pesos para sus deudos y becas para sus hijos.
Yo me pregunto qué pasaría por ejemplo si a Napoleón Gómez (Napito hijo), actual líder nacional del sindicato de mineros, hubiera pasado por esta misma suerte de los familiares de los mineros muertos (teniendo el cargo que tiene, por supuesto) . Me pregunto si un hijo suyo, un hemano, su padre o cualquiera de sus seres queridos hubiera estado dentro... ¿habría dejado pasar el tiempo como sucedió con estos 65 obreros? y luego si hubiera aceptado tranquilamente esa cantidad de 750 mil pesos sólo para tranquilizarlo.
Digo, no lo sé. Yo sólo me pregunto.
Por eso, ofrezco una disculpa ante quienes hubieran esperado una crónica feliz, imparcial o al menos con la dedicación necesaria.